Cuántos de nosotros hemos sido testigos de las mofas que sufren los
inmigrantes andinos debido a su particular modo de hablar, tras el choque lingüístico
entre su lengua materna (quechua, en este caso) y el castellano, en su intento
por comunicarse en la lengua de uso de la comunidad costera que los acoge. Este
aspecto diferenciador, discriminador en ocasiones, obedece a cuestiones
lingüístico-gramaticales, además de sociales, hecho semejante a lo que nos pasa
a los hispanohablantes al tratar de comunicarnos en una lengua distinta, el
inglés, por ejemplo.
VOCALES CASTELLANAS
En nuestro inventario de vocales, disponemos de 5 (a, e, i o, u), y estas se producen tal como se grafica a continuación:
Es así que en el inventario de vocales castellanas tenemos:
- Dos vocales altas (i, u).
- Dos vocales medias (e, o).
- Una vocal baja (a).
VOCALES QUECHUAS
En el inventario de vocales quechua, existen 3 vocales (a, i,
u), y estas se producen tal como se grafica a continuación:
- Dos vocales altas (i, u).
- Una vocal baja (a).
No existen en el quechua las
vocales medias (o, u).
SUSTRATO
De tal manera, al quechuahablante (al solo tener 3 vocales
en su inventario natural de vocales) le resulta complicado articular voces
castellanas que escapen a su mencionado inventario; entonces utiliza como
recurso al reemplazo, y es por ello que para articular SEÑOR, por ejemplo,
recurre a «canjear» e y o (vocales medias, que no tiene) por i y u,
que son las más cercanas y parecidas.
A estos rezagos de la lengua que se evidencian en una segunda
lengua se les llama SUSTRATOS o, coloquialmente, MOTES.
CUESTIÓN DE
IGNORANCIA
Es así que discriminar por asuntos de esta naturaleza es actuar
en función de desconocimiento de los procesos sociales y lingüísticos que
ocurren en nuestros hermanos andinos, peruanos por igual. Ellos, a diferencia
de la mayoría de nosotros, son bilingües; el ser bilingüe o multilingüe es motivo
de orgullo más bien, no de mofa.